Decálogo del expatriado. Los dolores de la expatriación. Parte 2.

Lo acordado:

Antes de una partida por estudios o asignación internacional:

1. Investiga las costumbres y “reglas del juego” del país receptor, desde la festividades o tradiciones, política y religión hasta los aspectos triviales como la culinaria, el clima o temas geográficos. Se recomienda como fuentes de información algún conocido que viva o conozca el país, la posibilidad de un viaje relámpago previo y por último los datos disponibles en la literatura y la red. Sobre temas prácticos, como alquiler/arriendo de vivienda, seguros, convalidaciones de renta, impuestos, legislación laboral, estilos de negociación local, etc, el departamento de Recursos Humanos asesorará en el caso que una empresa te haya expatriado, de lo contrario, si el viaje es iniciativa personal, pues llega dos semanas adicionales antes para organizarte.

Durante la estadía:

2. En el primer mes conviértete en un observador sutil para luego pasar a tender puentes con la gente local en los meses siguientes. La rapidez de aquello dependerá de temas tan simples como compartir el mismo idioma o poseer costumbres parecidas.

3. No esperes a que te inviten los compañeros de oficina o universidad, toma la iniciativa,
abre las puertas de tu casa primero.

4. Da prioridad a cultivar la amistad con la gente local, en segundo lugar deja a tus compatriotas. No cometas el error de priorizar las reuniones entre coterráneos o incluso latinoamericanos si estas fuera de nuestra región. Normalmente en dichas juntas se suele hablar en tercera persona de todo lo relacionado al país anfitrión, los recuerdos de casa irrumpen fomentando el exceso de nostalgia e inconscientemente se genera un clima de no pertenencia o desafiliación emocional con lo local. De preferencia hay que reservar dichas reuniones para las fiestas patrias de tu país.

5. Un profesional no se queja ni se afecta por simplezas. Si la comida local no te gusta, pues aprende a cocinar tus platos típicos, si el clima te incomoda, pues sal a comprar ropa que se adapte a las diferencias climatológicas entre tu ciudad natal y tu actual lugar de residencia. Si las brechas en las costumbres te hacen ser infeliz pues es mejor que busques el aeropuerto más cercano y embarques a tu tierra, no es bueno para el resto que andes quejándote.

6. Viaja por el país. Recorre tu país adoptivo lo más que se pueda por tierra, más allá de paisajes busca los centros poblados e interactúa con su gente, es una excelente forma de desarrollar vínculos afectivos.

7. Lee su historia, sus triunfos, derrotas, traumas y frustraciones como agregado social, podrás entender mejor su presente.

8. Haz patria. Eres un representante de tu país, piensa que para gente que conversa por primera vez con alguien de tu nacionalidad, este no solo se llevará una imagen tuya sino que la ampliará a toda tu nación. La responsabilidad es enorme y es una de
las situaciones en donde poseer una estructura cultural sólida dejará bien a tu patria o todo lo contrario.

9. Hay que ser práctico también así que consíguete una pareja o “amiga/o” local (en el caso que llegues sin compromisos), es una manera bastante emocional de sensibilizarte con el país a través de sus costumbres. ¿O me equivoco?

10. Predisponte a enamorarte del país anfitrión sin perder la identidad ni tu acento natal (no existe peor cosa que escuchar a un extranjero imitando el acento local). Dale la categoría de segunda patria pasados algunos años, intenta quererla como si fuera la propia tierra en donde naciste y te criaste.

Después de la experiencia internacional.

Luego de vuelta en casa, nunca olvides, habla bien del país donde te desarrollaste por tantos años. Si lograste ser un buen expatriado pues te embriagarás de un orgullo nostálgico por las personas que conociste y lugares que visitarte en cuanto escuches algo asociado a tu segundo país.

Las largas vivencias fuera de casa se pueden convertir en una experiencia que marquen positivamente la vida, pero también, si cometes errores en la forma de encarar una situación de cambio extremo, una eterna marca emocional hacia el futuro.

Marzo 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones Rodrigo, Muy entretenido el blog!! Con respecto a este tema, me gustaría agregar lo siguiente: ser un expatriado representa un desafío personal que como todo en la vida tiene sus aspectos positivos y negativos. Y uno de esos aspectos que me gustaría mencionar es el idioma, que dependiendo del país de origen y destino, puede representar un aspecto positivo o negativo. En mi caso, fue un aspecto positivo que me ayudó a adaptarme con mucha mayor facilidad pero conozco casos en los que puede llegar a ser un verdadero obstáculo. Hay que tener en cuenta que uno puede dominar el idioma pero cuando se trata de convivir diariamente y no se conocen los usos y costumbres coloquiales, el idioma se puede convertir en una barrera dificil de salvar. Si aún entre paises de habla hispana existen marcadas diferencias en el uso de las palabras, imagínense lo que puede significar tener que vivir en Finlandia o en Suecia. Todo un reto!!

Gianmarco