La batalla contra el segundero. Pautas para la Administración del Tiempo.


Para ti también debe ser frecuente escuchar un abanico de frases “clichés”, de esas pegajosas y poco creativas que solo intentan camuflar una deficiente gestión del tiempo. Algunos ejemplos son, “disculpa, pero se me hizo tarde”, “estoy a full”, “ando colapsado”, “la semana pasada estuve hasta el cuello”, “el próximo mes me nivelo”, “estamos retrasados”, “mañana lo vemos” etc.

El día tiene 24 horas, de los cuales invertimos entre 6 a 8 en dormir dependiendo la edad y hábitos sueño vigilia. Nos restan 17 de vigilia, de ese saldo invertimos la mitad en los roles laborales y el resto entre la familia y la sociedad. (Si no gozas de ese mínimo equilibrio en el balance vida trabajo, pues es buen momento de buscar otros rumbos laborales o emprender proyectos personales) Con 17 horas aproximadas disponibles, ¿Cómo es posible que nos falte el tiempo?

La respuesta está en la administración del tiempo, único bien que no podemos generar, lo cual lo convierte en el más cotizado. El reloj no se va a detener y es el encargado de recordarnos que absolutamente todo lo que se inicia, pues termina, incluidos nosotros.

Al igual que en la gestión corporativa o ámbito organizacional, la administración de las agendas personales parte desde lo global o amplio (Visión, Misión) hacia los detalles o micro (proyectos, metas, acciones).

El ejercicio propuesto líneas abajo aplica para todos los ámbitos personales y es flexible o sujeto de cambios por el natural paso de los años.

Debemos tener en cuenta que a partir de los últimos momentos de la adolescencia, uno ya se encontraría en capacidad o con la madurez básica necesaria para armar los primeros esquemas sobre administración del tiempo, esto gracias a la asesoría de orientadores vocacionales, mentores, profesores, jefes, padres o figuras representativas que nos irán acompañando a lo largo de nuestra vida.

La administración del tiempo se fracciona en 4 grandes bloques que coinciden con los espacios de tiempo a futuro. El cuarto bloque es el más trabajoso, pues corresponde desde el día a día hasta la planificación anual.

1. Largo Plazo: Proyección de Vida

Aquí debemos definir nuestras prioridades de vida, en otras palabras nuestra visión y misión personal. Dedicaremos nuestra vida, ¿a una profesión?, ¿a Dios?, ¿a la formación de una familia?, ¿al país?, ¿a las fuerzas armadas? ¿medio ambiente? o ¿una combinación de las anteriores?, y si combinamos, ¿cuál tendrá mayor relevancia? etc.

2. Mediano Plazo: Proyección entre 5 a 15 años. Planes Estratégicos

Despejada la visión de vida, se plantean los objetivos de mediano plazo. Por ejemplo, para el que dedicará su vida a la iglesia católica, los lineamientos a mediano plazo deberían ir orientados por ejemplo, a ingresar en una congregación, especializarse en estudios teológicos o inclinarse por las ciencias humanas o del comportamiento.
La persona que como visión de vida en el ámbito social es convertirse en político o velar por los asuntos de estado, le dará una buena rentabilidad invertir el tiempo en escuelas de gobernabilidad y viajes al interior de su país como al exterior.


3. Corto Plazo: Proyección entre 1 a 5 años. Direccionamiento, metas.

Aquí se ejecutan los planes estratégicos proyectados en el mediano plazo a través del armado de objetivos y metas Dichos objetivos deben estar enlazados con los dos primeros puntos. Ejemplos comunes para el corto plazo es la planificación de pasantías en el extranjero, especializaciones académicas, elección de la profesión, traer un hijo al mundo, cambios de trabajo, compra de bienes inmuebles, inversiones, etc. Como ves, todas las anteriores responden a la visión de vida y los planes estratégicos de mediano plazo. Las acciones ejecutadas en este intervalo impactarán de por vida y no hay marcha atrás.
Ejemplo; en el punto dos (Mediano Plazo) se decide especializarse en Psicoanálisis, en el punto 3 (Corto Plazo) se evalúan las escuelas de psicoanálisis y se inician los estudios.

4. Planificación: Anual, Mensual, Semanal.

Acá es donde aparecen las cartas “Gantt” u hojas de ruta, especialmente en los ámbitos laborales y financieros. En lo académico, cívico y social, los planes no son tan rígidos, sobre todo en lo social donde los factores de azar juegan demasiado. Ej. relaciones de pareja, familiares.

En este nivel toma mucho sentido el famoso método de saber priorizar nuestro día a día en tareas que consideramos urgentes “versus” las que consideramos importantes.

Para la planificación semanal y anual debemos de tener en cuenta lo siguiente:

a) Planificar separando los distintos roles, por lo menos una división básica entre lo laboral o profesional y lo familiar, social o personal.
b) Atacar siempre a los ladrones del tiempo producto de: No delegar, adquirir compromisos no relevantes, asistir a reuniones por deseabilidad social, dirigirse a donde no se quiere estar o en otras palabras, no saber decir NO.
c) Utilizar herramientas de apoyo, como el Outlook, agendas electrónicas o "Palm”, archivadores, carpetas, teléfonos avanzados.
d) Y siempre, año a año monitorear los avances de los planes estratégicos.

Si estamos bien enfocados, sabemos a donde queremos llegar y contamos con buenos asesores, nuestros esfuerzos diarios sumaran a una estrategia de vida, todo lo que reste o nos desvíe de lo que consideramos nuestro norte, es una pérdida de tiempo.

Y no olvides que armar un plan o proyecto de vida no se contrapone con la destreza de vivir el momento o la facilidad para disfrutar el aquí y ahora. Menos aún se contradice con la flexibilidad y espontaneidad que le dan ese necesario ingrediente de incertidumbre al instante presente.

1 comentario:

JulietaLou dijo...

Excelente articulo. Yo creo que muchas veces la infelicidad de la gente recae en el no saber donde esta su norte.

Un factor importante relacionado con el tema pienso que es la conciencia de uno mismo, el conocerse ayuda a darse cuenta hacia donde quieres ir.
Saludos compañero!