Balanced Scorecard Personal


Ignacio Fernández, Psicólogo de la Universidad Católica de Chile y Magíster en Recursos Humanos por la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile, publicó hace unas semanas en el diario La Tercera de dicho país, un artículo titulado el “Balanced Scorecard Personal”. Tomaré como referencia dicho texto en esta nueva entrada del blog pues aporta una mirada concreta del ámbito personal pero inspirada en el mundo organizacional. En otras palabras, ofrece una traducción desde una metodología de negocios hacia el terreno de la administración personal o gestión de vida.

Por considerar válido su planteamiento, haremos un resumen de dicha metodología mientras la vamos comparando con la estructura de este blog, ya que ambas hablan de lo mismo pero en diferentes términos.

El Balanced Scorecard (BSC) surgió a mediados de la década pasada, siendo sus creadores David Norton y el académico de Harvard Robert Kaplan, a quién tuve la oportunidad de conocer en Lima el año 1999.

Traducida al español como Cuadro de Mando Integral, a grandes rasgos consiste en un sistema de medición y seguimiento de resultados organizacionales desde cuatro perspectivas: la financiera, la de los clientes, los procesos y los intangibles donde se encuentra el capital humano.

El aporte de esta herramienta de negocio hoy muy utilizada y considerada uno de los avances más importantes en gestión, radica en el equilibrio que busca fomentar entre sus cuatro perspectivas. En otras palabras, el BSC traduce la estrategia corporativa en objetivos relacionados entre si desde las cuatro perspectivas, con la misión de alinear a cada funcionario de la organización con la estrategia de negocio.
A través de una señalización tipo semáforo, rojo, amarillo y verde, se logra observar un tablero con los avances, retrasos o desequilibrios de la gestión organizacional.

Fernández, lleva esta metodología de manera simple al campo de la administración personal, aportando así una mirada más objetiva al arte de llevar una vida lo más productiva o armónica posible, guiada siempre por la misión y visión que cada uno le ha otorgado a su futuro.

Propuesta para construir un Balance Scorecard Personal:

1. Definir cuales serán los ámbitos personales que evaluaré y dividirlos en dos niveles. Nuestro mundo interno y el mundo externo. Por mundo interno, Fernández se refiere a los aspectos espirituales, afectivos y de bienestar general (salud). En nuestro blog, estos equivalen a las entradas referidas al conocimiento de uno mismo. En cuando al mundo externo, se refiere al rol social, como padres, hijos, hermanos, pareja, trabajo y comunidad.

2. Determinar el porcentaje de tiempo que actualmente invierto tanto para el mundo interior como el exterior. Colocar un porcentaje para cada ámbito, por ejemplo los hijos, pareja, amigo, deporte, viajes, actividades culturales, etc.

3. Luego debemos cruzar dichos porcentajes con la distribución del tiempo que nos gustaría tener para sentirnos equilibrados. Esto nos dará brechas entre el balance (o desbalance) actual y lo esperado. Las mayores brechas deben recibir un color rojo y las menores un verde, con lo cual se da vida a un mapa de control personal.

4. Se debe trabajar en los aspectos en rojo, pues estos nos pueden indicar serios desequilibrios en nuestra agenda. Estos se pueden ver reflejados por ejemplo, en una salud precaria, distante relación con los hijos, vida de pareja insatisfactoria, estrés en el trabajo, mala imagen o reputación profesional, etc.

5. El objetivo es disminuir las brechas a través de equilibrar mejor los tiempos según lo anhelado. El cierre de brechas también se logra gracias al aprendizaje diario y la búsqueda de retroalimentación con las personas que nos rodean y forman nuestro mundo externo.

El autor de la metodología puede que exagere con llevar la vida diaria a un panel de control con luces rojas, amarillas y verdes, es verdad, pero aporta un forma bastante práctica de darnos cuenta si estamos haciendo bien las cosas en los distintos ámbitos que nos interesan. Busca el equilibrio entre los dos niveles, externo e interno, según las prioridades que cada uno les asigne.

Personalmente considero que esta herramienta de administración personal está orientada a personas que ya tienen una idea clara de sus fortalezas y del pié por cual cojean, destinada para aquellos que tienen una dirección definida y han encontrado un sentido a su vida. La debilidad de lo planteado estaría entonces, en que difícilmente una persona con un precario conocimiento de si mismo o una frágil salud mental tendrá capacidad introspectiva o de análisis interno para construir una matriz basada en su propia imagen.

Como aporte al blog rescato el ingreso de dos ámbitos de los cuales podremos escribir en adelante, el plano espiritual y el aspecto de la salud física. En sentido inverso, podríamos agregar al modelo de Fernández los roles cívicos y de las finanzas personales.

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