Viene de Parte 2. Rol Laboral. Agosto 2008.
9. Las preguntas sobre tus fortalezas y debilidades.
Un reclutador o psicólogo con experiencia indagará en busca de las habilidades, conocimientos y destrezas en donde tengas mayor potencial e identificará los aspectos por donde “cojeas” sin necesidad de formularte una pregunta concreta. En pocas palabras, su técnica será imperceptible para ti gracias a esa puntería sutil o certera capacidad deductiva de un entrevistador con impecable formación.
Sin embargo, un entrevistador joven, sin experiencia, poco creativo o simplemente sin tiempo, te preguntará directamente algo similar a - ¿Dígame dos fortalezas y dos debilidades que posea?
Lo que sugiero es que respondas narrando experiencias concretas o conductas observables en donde hayas desplegado dichas fortalezas, ve al ejemplo puntual.
Cuando te refieras a las debilidades, evita el “soy muy detallista” o alguna tontería cliché parecida y responde con sinceridad cuales son los aspectos que estás trabajando para mejorar y que acciones están involucradas para lograr aquello.
Cierre
10. Las preguntas sobre el tema de la renta y beneficios.
Aquí, ¡espera! Según el esquema de entrevista, tarde o temprano te preguntarán sobre tus pretensiones de renta. Cuando esto suceda, empieza por informar sobre tu salario actual para luego plantear tus expectativas. Aconsejo que el tema de los beneficios lo plantees después, o poco antes del final de la entrevista, cuando el reclutador te de la libertad de hacer preguntas para despejar tus dudas.
11. Disponibilidad de tiempo.
Debes negociar mínimo unas tres semanas para dejar a tu antiguo empleador. Si bien es cierto, este plazo es flexible dependiendo del nivel de responsabilidad que ocupes, aquí hay un tema de profesionalismo y en teoría, también de afectos por la organización que dejas. Deberías inclinarte a darle tres semanas como mínimo a tu ex empresa, esto para que puedan distribuir las tareas e iniciar la búsqueda del reemplazo.
Recuerda que tu nuevo empleador también presionará pues le interesa cubrir la vacante cuanto antes. Debes apostar con firmeza en buscar el máximo beneficio para quienes fueron tus empleadores. Es un tema de caballerosidad y educación. Por lo mismo, evita sacar partido de esta negociación para obtener unos días de “vacaciones” entre un trabajo y otro. Esto es sinónimo de criollismo o viveza, pues son días valiosos tanto para el antiguo empleador como para el nuevo. Si no tienes la fortaleza para tolerar el estrés de un cambio de trabajo y toda la presión que ello implica, pues un mercado laboral competitivo no es un lugar adecuado para tu perfil. La sed de conquista laboral es incompatible con unos “días de descanso” antes de emprender un nuevo proyecto. Se sugiere el descanso una vez percibido que la fase de adaptación en el nuevo cargo ha finalizado. (Entre seis y diez meses)
12. Plantear preguntas al reclutador.
Al final de la entrevista, el reclutador te dará tiempo para plantear preguntas, se sugiere aquí indagar sobre los beneficios corporativos, políticas de capacitación, horarios, ubicación geográfica del lugar de trabajo, viajes, almuerzo, vestimenta y aspectos básicos de la cultura organizacional.
13. Agradecimientos.
No olvides dar la mano cuando estés de píe, esto es válido tanto para el hombre y la mujer. Evita el beso a pesar que nuestra cultura latinoamericana lo haga por instinto, esto no es adecuado para una situación formal como lo es una entrevista laboral y por supuesto atenta contra los protocolos básicos de etiqueta social. No te expongas y no salgas del formalismo a menos que la iniciativa provenga del entrevistador.
Un “muchas gracias” mirando a los ojos será suficiente. Serás acompañado de regreso a la recepción.
Consejos genéricos.
14. Conducta No verbal.
La conducta no verbal se refiere a toda la información que comunicas no relacionada a lo que expresas en la conversación. Los gestos y movimientos están incluidos aquí.
Se aconseja tener las manos sobre el escritorio, ayudándote con ellas para expresar tus ideas, sin llegar a movimientos exagerados. Los “tics”, sonrisas nerviosas, sudoración de las manos reflejada en el escritorio, miradas esquivas y rigidez en la postura son algunos de los aspectos más evidentes para el psicólogo.
En parte 4 de 4, disponible en Septiembre:
15. No trates de venderte.16. El mito de las pruebas psicológicas.17. No hables mal de colegas o antiguo empleador.18. Expresa tu interés o no en el cargo.19. Planificación de la entrevista.20. Entrevistas bajo presión.
La entrevista laboral. 20 consejos para el abordaje. Parte 2 de 4.
4. Primer contacto con el reclutador y la ruptura del hielo.
Un entrevistador con cierto criterio te ayudará a romper el hielo con naturalidad. Cuando salga a tu encuentro en la sala de espera de la consultora o área de Recursos Humanos, de seguro te preguntará cosas triviales durante el saludo, disminuyendo así tu comprensible ansiedad. Preguntas como, ¿encontraste estacionamiento? o ¿te fue difícil llegar?, te ayudarán a asimilar tu rol de entrevistado antes de ingresar a la oficina donde se realizará la entrevista.
Una vez dentro, debes esperar a que el reclutador te ofrezca tomar asiento. Esto es importante para él, pues será un ágil observador de tu conducta no verbal (gestos o movimientos). Por lo mismo, es muy probable que seas entrevistado en mesas redondas donde las ubicaciones se vuelven estratégicas como tablero de ajedrez para un observador entrenado.
Se recomienda que en estos minutos iniciales puedas hacerle comentarios para ayudarte a entrar en confianza. Por ejemplo opinar sobre el inmobiliario u objetos de la oficina, un cuadro llamativo, la vista a la cordillera o por último la efectividad del sistema de aire acondicionado.
Debes ser cauto con ello, no hagas comentarios sobre objetos personales, como fotos, trofeos o diplomas. Yo tuve una mala experiencia cuando postulé hace seis años a una minera aurífera ubicada en los Andes del norte peruano. Experimenté la poca asertividad de preguntar sobre un retrato que lucía encima del escritorio del ejecutivo que tomaría la decisión de contratación. En aquella foto aparecía una ex jefa con su pareja.
Deduciendo que era él quién aparecía en la foto, le pregunté, ¿usted es el esposo de Javiera Tortorelli, Gerente de RRHH del banco Rimac? El rostro del Subgerente de Personas cambió hacia matices naranjos.
- ¡Es la esposa de mi jefe! y como ves, ¡esta no es mi oficina! Respondió contrariado, invitándome a otra oficina. Por supuesto, nunca recibí otra llamada de aquella minera. Mi curiosidad juvenil generó una incomodad innecesaria en el reclutador, y con justa razón.
5. ¿Aceptar un vaso de agua?
Te ofrecerán café o agua, acepta de preferencia el agua. No hagas lo mismo con el ofrecimiento de dulces o “snacks” si se diera el caso, pues son intencionales.
El año 2004 nos tocó realizar varias dinámicas grupales a futuros ejecutivos de Banca Corporativa. Colocamos en el centro de la mesa varias vasijas con maní. En el transcurso de la complicada situación ficticia que habíamos desarrollado como caso, varios de los postulantes empezaron a comer el maní, tomándolo de distintas maneras. Para el equipo de observadores que participamos en la dirección de aquella recordada dinámica, fue útil como predictivo de conductas futuras ver la incompatibilidad de una persona que se atragantaba con el maní desde lo alto luciendo las amígdalas, con los modales y roce necesario que necesitaba un perfil que trataría con clientes de estrato sociocultural alto.
En resumen, no te expongas al olfato creativo del entrevistador, cuantos más años de edad tenga, más astuto será.
La Meseta. Desarrollo de la Entrevista.
6. Las preguntas sobre la experiencia. Debes de considerar que las preguntas cruciales sobre tu pasado laboral serán orientadas a conductas concretas, logros o metas puntuales. Tendrás que narrar situaciones del pasado donde serás persuadido sutilmente por el reclutador a describir, por ejemplo, tu estilo de toma de decisiones, sentimientos o reacciones. Ve preparado para ello, recuerda situaciones anteriores donde hayas podido desplegar tus competencias. Olvídate del “soy buen negociador”, “soy un jefe carismático”, o “he desarrollado un liderazgo situacional” etc. ¡No le molestes la tarde el reclutador con cosas ambiguas o subjetivas y empieza por recordar situaciones puntuales y las conductas concretas que realizaste en respuesta a ellas!
7. Las preguntas académicas. Aquí la entrevista se vuelve más distendida. Sobre los temas académicos limítate a brindar información sobre tus grados académicos y universidad de origen. Lo importante en esos minutos es aprovechar en comentar como tu formación académica influyó en tu desarrollo profesional y sobretodo personal. Sería bueno que tus vivencias académicas las puedas integrar a los aspectos más inherentes a lo humano que a lo laboral. Ojo, no olvides los temas de las actualizaciones en el exterior o en tu país de origen y el manejo del inglés u otro idioma adicional.
8. Las preguntas personales. No te incomodes ni te ofendas por preguntas personales, con la excepción de las relacionadas a tu religión, tendencias políticas o sexualidad. Restando los tres casos anteriores, que no deberían aparecer como parte de la batería de preguntas, debes entender que estamos en Latinoamérica y son validas las preguntas relacionadas a tus pasatiempos, membresías, viajes, estado civil, composición familiar, etc. El reclutador no las hace por curioso o porque quiere invitarte a salir, sino por la valiosa información que da sobre tus hábitos, contactos personales, bagaje cultural o simplemente estilo de vida.
Hace más de cuatro años participé en el proceso de selección para el cargo de Oficial de Cumplimiento, puesto relacionado a la prevención de lavado de activos.
Teníamos al candidato ideal desde el punto de vista del perfil de competencias, pero algo no cuadraba, una sospecha originada por indagar en los temas personales.
La sospecha era tan inquietante que decidí hacer algo que bordeaba la barrera de lo ético, pero buscar aclarar esa duda era más fuerte que enfrentarme al dilema ético.
El postulante final era cliente de nuestra institución financiera, así que solicité “por lo bajo” a un amigo ejecutivo, el estado de la tarjeta de crédito del personaje. Sin estar endeudado, aparecía un giro diario en un conocido casino de juegos. ¡Un oficial de cumplimiento ludópata, no gracias! Nunca revelé el porqué del abrupto cambio en no postularlo como candidato #1 en nuestra terna habitual.
Parte 3 disponible a fines de Agosto. Incluye: Conducta no verbal. Mito de las pruebas psicológicas. No hablar mal de antiguos empleadores. No trates de venderte. Cuando tocar el tema de la renta y beneficios. Cuando plantear preguntas al reclutador. La decisión de seguir o no en el proceso. Hablar de las debilidades. Agradecimientos.
Un entrevistador con cierto criterio te ayudará a romper el hielo con naturalidad. Cuando salga a tu encuentro en la sala de espera de la consultora o área de Recursos Humanos, de seguro te preguntará cosas triviales durante el saludo, disminuyendo así tu comprensible ansiedad. Preguntas como, ¿encontraste estacionamiento? o ¿te fue difícil llegar?, te ayudarán a asimilar tu rol de entrevistado antes de ingresar a la oficina donde se realizará la entrevista.
Una vez dentro, debes esperar a que el reclutador te ofrezca tomar asiento. Esto es importante para él, pues será un ágil observador de tu conducta no verbal (gestos o movimientos). Por lo mismo, es muy probable que seas entrevistado en mesas redondas donde las ubicaciones se vuelven estratégicas como tablero de ajedrez para un observador entrenado.
Se recomienda que en estos minutos iniciales puedas hacerle comentarios para ayudarte a entrar en confianza. Por ejemplo opinar sobre el inmobiliario u objetos de la oficina, un cuadro llamativo, la vista a la cordillera o por último la efectividad del sistema de aire acondicionado.
Debes ser cauto con ello, no hagas comentarios sobre objetos personales, como fotos, trofeos o diplomas. Yo tuve una mala experiencia cuando postulé hace seis años a una minera aurífera ubicada en los Andes del norte peruano. Experimenté la poca asertividad de preguntar sobre un retrato que lucía encima del escritorio del ejecutivo que tomaría la decisión de contratación. En aquella foto aparecía una ex jefa con su pareja.
Deduciendo que era él quién aparecía en la foto, le pregunté, ¿usted es el esposo de Javiera Tortorelli, Gerente de RRHH del banco Rimac? El rostro del Subgerente de Personas cambió hacia matices naranjos.
- ¡Es la esposa de mi jefe! y como ves, ¡esta no es mi oficina! Respondió contrariado, invitándome a otra oficina. Por supuesto, nunca recibí otra llamada de aquella minera. Mi curiosidad juvenil generó una incomodad innecesaria en el reclutador, y con justa razón.
5. ¿Aceptar un vaso de agua?
Te ofrecerán café o agua, acepta de preferencia el agua. No hagas lo mismo con el ofrecimiento de dulces o “snacks” si se diera el caso, pues son intencionales.
El año 2004 nos tocó realizar varias dinámicas grupales a futuros ejecutivos de Banca Corporativa. Colocamos en el centro de la mesa varias vasijas con maní. En el transcurso de la complicada situación ficticia que habíamos desarrollado como caso, varios de los postulantes empezaron a comer el maní, tomándolo de distintas maneras. Para el equipo de observadores que participamos en la dirección de aquella recordada dinámica, fue útil como predictivo de conductas futuras ver la incompatibilidad de una persona que se atragantaba con el maní desde lo alto luciendo las amígdalas, con los modales y roce necesario que necesitaba un perfil que trataría con clientes de estrato sociocultural alto.
En resumen, no te expongas al olfato creativo del entrevistador, cuantos más años de edad tenga, más astuto será.
La Meseta. Desarrollo de la Entrevista.
6. Las preguntas sobre la experiencia. Debes de considerar que las preguntas cruciales sobre tu pasado laboral serán orientadas a conductas concretas, logros o metas puntuales. Tendrás que narrar situaciones del pasado donde serás persuadido sutilmente por el reclutador a describir, por ejemplo, tu estilo de toma de decisiones, sentimientos o reacciones. Ve preparado para ello, recuerda situaciones anteriores donde hayas podido desplegar tus competencias. Olvídate del “soy buen negociador”, “soy un jefe carismático”, o “he desarrollado un liderazgo situacional” etc. ¡No le molestes la tarde el reclutador con cosas ambiguas o subjetivas y empieza por recordar situaciones puntuales y las conductas concretas que realizaste en respuesta a ellas!
7. Las preguntas académicas. Aquí la entrevista se vuelve más distendida. Sobre los temas académicos limítate a brindar información sobre tus grados académicos y universidad de origen. Lo importante en esos minutos es aprovechar en comentar como tu formación académica influyó en tu desarrollo profesional y sobretodo personal. Sería bueno que tus vivencias académicas las puedas integrar a los aspectos más inherentes a lo humano que a lo laboral. Ojo, no olvides los temas de las actualizaciones en el exterior o en tu país de origen y el manejo del inglés u otro idioma adicional.
8. Las preguntas personales. No te incomodes ni te ofendas por preguntas personales, con la excepción de las relacionadas a tu religión, tendencias políticas o sexualidad. Restando los tres casos anteriores, que no deberían aparecer como parte de la batería de preguntas, debes entender que estamos en Latinoamérica y son validas las preguntas relacionadas a tus pasatiempos, membresías, viajes, estado civil, composición familiar, etc. El reclutador no las hace por curioso o porque quiere invitarte a salir, sino por la valiosa información que da sobre tus hábitos, contactos personales, bagaje cultural o simplemente estilo de vida.
Hace más de cuatro años participé en el proceso de selección para el cargo de Oficial de Cumplimiento, puesto relacionado a la prevención de lavado de activos.
Teníamos al candidato ideal desde el punto de vista del perfil de competencias, pero algo no cuadraba, una sospecha originada por indagar en los temas personales.
La sospecha era tan inquietante que decidí hacer algo que bordeaba la barrera de lo ético, pero buscar aclarar esa duda era más fuerte que enfrentarme al dilema ético.
El postulante final era cliente de nuestra institución financiera, así que solicité “por lo bajo” a un amigo ejecutivo, el estado de la tarjeta de crédito del personaje. Sin estar endeudado, aparecía un giro diario en un conocido casino de juegos. ¡Un oficial de cumplimiento ludópata, no gracias! Nunca revelé el porqué del abrupto cambio en no postularlo como candidato #1 en nuestra terna habitual.
Parte 3 disponible a fines de Agosto. Incluye: Conducta no verbal. Mito de las pruebas psicológicas. No hablar mal de antiguos empleadores. No trates de venderte. Cuando tocar el tema de la renta y beneficios. Cuando plantear preguntas al reclutador. La decisión de seguir o no en el proceso. Hablar de las debilidades. Agradecimientos.
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