Desde la fase más crítica de la crisis económica mundial en octubre pasado, la gran mayoría de empresas han optado por dar una mirada a sus costos u optimizar sus procesos. Antes de llegar a decisiones drásticas como reducir operaciones y por ende desvincular personal, los departamentos de administración y recursos humanos brindan su mejor aporte en épocas de crisis, apoyando en la reducción de gastos corporativos sin impactar en la calidad de vida y trabajo de los empleados.
En línea con el mundo empresarial, las personas naturales o núcleos familiares también pueden replicar dichos ejercicios de ajuste presupuestario, a nivel de las finanzas personales.
Por ser un tema vigente debido al freno de la economía, considero oportuno plantear una serie de observaciones y sugerencias para desarrollar una visión más conservadora en el manejo de la billetera personal.
Tendremos en cuenta como contexto a dichas sugerencias, el ejemplo de una persona o núcleo familiar con economía sana, entendiendo por finanzas saludables a la situación económica sin deudas (aquí no consideraremos por deuda los créditos hipotecarios), y con reservas e inversiones suficientes para vivir 6 meses ante la pérdida abrupta del flujo de ingresos (empleo).
Ante una economía personal irresponsable, pues el único consejo válido es renegociar deuda y no volver a contraer compromisos o créditos a futuro.
Optimizar el consumo actual.
Una superficial mirada a los distintos componentes de un presupuesto personal, nos lleva con claridad a tres ámbitos en donde se hace relevante un estudio de mercado o una nueva búsqueda de cotizaciones para maximizar beneficios.
1. El seguro de vida y accidentes. Consulte a su ejecutivo de cuentas. Por ejemplo, puede encontrar que tiene contratado dos seguros catastróficos, uno a través de su seguro privado y el otro como parte del plan colectivo contratado por su empresa. Cancele la cobertura catastrófica de uno, ello le dará banda de negociación para mejorar las condiciones ambulatorias y hospitalarias del mismo, lográndolo incluso, con menor inversión.
2. Temas tributarios. Estudie los aspectos relacionados con el pago de impuestos y la ley tributaria de su país. Encontrará una serie de posibilidades que le permitirán legítimamente llevar más porcentaje de dinero a su bolsillo que al del fisco. Por ejemplo, asesorarse en la declaración de los impuestos generados por las utilidades de sus inversiones en fondos mutuos y acciones, así como por los abonos en ahorros previsionales. (En el caso que estén implementados en su país)
3. Crédito Hipotecario. Ya es una tendencia marcada la caída en las tasas de interés de los créditos para vivienda debido al freno en la adquisición de estos. Esta oportunidad no es solo para los interesados en comprar un inmueble, sino implica la posibilidad de renegociar y buscar mejores condiciones a créditos obtenidos en el pasado. Negocie una nueva tasa.
Identificar y moderar fugas de capital.
1. Tarjeta de Crédito: Es el producto bancario, que al utilizarse con irresponsabilidad (o ignorancia) se convierte en el mayor responsable de fugas en el presupuesto personal.
La tarjeta de crédito debe usarse como medio práctico de pago (dinero plástico), pero nunca como línea de crédito, a menos que sea una emergencia.
2. Viajes: Reduzca la frecuencia de viajes, o escoja destinos cercanos o por último, baje una estrella al alojamiento.
3. Restaurantes: Evite salidas a comer en días laborales, afectan la digestión y el sueño, impactan en la productividad del día siguiente y claro está, inquietan la billetera. A cambio, invierta dichos espacios en deporte.
4. Ropa y Calzado: Si ha reducido los puntos anteriores y aún considera que el gasto sigue alto, frene el consumo en este rubro. Si no lo consideras necesario, pues no escatimemos en vestir bien.
La administración de las finanzas personales, en principio, se deben mover según nuestros objetivos de largo plazo, pero también, como en esta oportunidad, a la par con los contextos macroeconómicos. Ahorre, asesórese e invierta.
En línea con el mundo empresarial, las personas naturales o núcleos familiares también pueden replicar dichos ejercicios de ajuste presupuestario, a nivel de las finanzas personales.
Por ser un tema vigente debido al freno de la economía, considero oportuno plantear una serie de observaciones y sugerencias para desarrollar una visión más conservadora en el manejo de la billetera personal.
Tendremos en cuenta como contexto a dichas sugerencias, el ejemplo de una persona o núcleo familiar con economía sana, entendiendo por finanzas saludables a la situación económica sin deudas (aquí no consideraremos por deuda los créditos hipotecarios), y con reservas e inversiones suficientes para vivir 6 meses ante la pérdida abrupta del flujo de ingresos (empleo).
Ante una economía personal irresponsable, pues el único consejo válido es renegociar deuda y no volver a contraer compromisos o créditos a futuro.
Optimizar el consumo actual.
Una superficial mirada a los distintos componentes de un presupuesto personal, nos lleva con claridad a tres ámbitos en donde se hace relevante un estudio de mercado o una nueva búsqueda de cotizaciones para maximizar beneficios.
1. El seguro de vida y accidentes. Consulte a su ejecutivo de cuentas. Por ejemplo, puede encontrar que tiene contratado dos seguros catastróficos, uno a través de su seguro privado y el otro como parte del plan colectivo contratado por su empresa. Cancele la cobertura catastrófica de uno, ello le dará banda de negociación para mejorar las condiciones ambulatorias y hospitalarias del mismo, lográndolo incluso, con menor inversión.
2. Temas tributarios. Estudie los aspectos relacionados con el pago de impuestos y la ley tributaria de su país. Encontrará una serie de posibilidades que le permitirán legítimamente llevar más porcentaje de dinero a su bolsillo que al del fisco. Por ejemplo, asesorarse en la declaración de los impuestos generados por las utilidades de sus inversiones en fondos mutuos y acciones, así como por los abonos en ahorros previsionales. (En el caso que estén implementados en su país)
3. Crédito Hipotecario. Ya es una tendencia marcada la caída en las tasas de interés de los créditos para vivienda debido al freno en la adquisición de estos. Esta oportunidad no es solo para los interesados en comprar un inmueble, sino implica la posibilidad de renegociar y buscar mejores condiciones a créditos obtenidos en el pasado. Negocie una nueva tasa.
Identificar y moderar fugas de capital.
1. Tarjeta de Crédito: Es el producto bancario, que al utilizarse con irresponsabilidad (o ignorancia) se convierte en el mayor responsable de fugas en el presupuesto personal.
La tarjeta de crédito debe usarse como medio práctico de pago (dinero plástico), pero nunca como línea de crédito, a menos que sea una emergencia.
2. Viajes: Reduzca la frecuencia de viajes, o escoja destinos cercanos o por último, baje una estrella al alojamiento.
3. Restaurantes: Evite salidas a comer en días laborales, afectan la digestión y el sueño, impactan en la productividad del día siguiente y claro está, inquietan la billetera. A cambio, invierta dichos espacios en deporte.
4. Ropa y Calzado: Si ha reducido los puntos anteriores y aún considera que el gasto sigue alto, frene el consumo en este rubro. Si no lo consideras necesario, pues no escatimemos en vestir bien.
La administración de las finanzas personales, en principio, se deben mover según nuestros objetivos de largo plazo, pero también, como en esta oportunidad, a la par con los contextos macroeconómicos. Ahorre, asesórese e invierta.